El síndrome de ojo seco afecta a más del 30% de la población mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su presencia es más frecuente en mujeres y adultos mayores. En Perú, elInstituto Nacional de Oftalmología (INO) señala que el 40% de la población padece este trastorno, en muchos casos sin saberlo. Durante la temporada de bajas temperaturas, los especialistas registran un aumento en las consultas oftalmológicas debido a síntomas específicos como ardor, sensación de arenilla, enrojecimiento y visión borrosa.
Esta afección se produce por una escasa producción o una rápida evaporación de las lágrimas, lo que puede reducir de manera importante la calidad de vida cuando no recibe tratamiento oportuno. Los especialistas resaltan que el síndrome de ojo seco no debe considerarse una simple molestia pasajera, ya que puede derivar en complicaciones más severas si no se atiende correctamente.
Incremento de ojo seco en invierno
Durante el invierno, el uso de sistemas de calefacción y la permanencia en ambientes con poca ventilación incrementan la incidencia del síndrome de ojo seco. La exposición prolongada al aire caliente, el uso continuo de pantallas digitales y la deficiente circulación de aire provocan una disminución de la humedad ambiental, lo que acelera la evaporación de la película lagrimal y favorece la aparición de los síntomas descritos.
Los especialistas advierten que en los casos crónicos puede producirse daño en la superficie ocular, dificultando las actividades cotidianas y aumentando la posibilidad de infecciones o complicaciones visuales. Los adultos mayores y quienes pasan largas horas frente a dispositivos electrónicos presentan un riesgo mayor, especialmente durante los meses de clima frío, cuando el aire seco intensifica la incomodidad ocular.
¿Cómo prevenir el ojo seco en invierno?
La doctora Marleni Mendoza, oftalmóloga y asesora científica de Laboratorios Lansier, señala que en invierno el frío y la calefacción aumentan el riesgo de desarrollar síndrome de ojo seco y causando molestias. Por ello, recomienda tomar medidas para proteger la salud ocular durante esta temporada:
¿Cómo evitar la fatiga visual?
Para evitar la fatiga visual, la doctora Marleni Mendoza recomienda aplicar la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar durante al menos 20 segundos un objeto ubicado a seis metros de distancia. Esta práctica ayuda a relajar los ojos, especialmente para quienes pasan largas horas frente a pantallas digitales.
En cuanto a la alimentación, Mendoza destaca la importancia de consumir ácidos grasos omega-3, que se encuentran en alimentos como salmón, atún, sardinas, nueces y semillas. Además, sugiere incluir frutas antioxidantes en la dieta y mantener una adecuada hidratación, bebiendo al menos dos litros de agua al día para favorecer la producción natural de lágrimas y mantener la salud ocular.
Higiene y consultas regulares
La doctora Claudia Arrascue señala que mantener un hábito de higiene adecuado resulta fundamental en la prevención de patologías oculares, especialmente en invierno y climas húmedos. En ese sentido, la especialista da las siguientes recomendaciones:
Arrascue destaca el beneficio de mantener los interiores moderadamente húmedos, lo cual ayuda a reducir la evaporación de las lágrimas y a aliviar las molestias oculares. La hidratación, según la especialista, debe asegurarse tanto mediante el consumo suficiente de agua como por el empleo de lágrimas artificiales con supervisión médica.
Catarata congénita infantil
Cuando hablamos de cataratas, solemos asociarlas con adultos mayores. Sin embargo, también existen las cataratas congénitas, una condición menos frecuente, pero de alto impacto, que puede estar presente desde el nacimiento o desarrollarse en los primeros meses de vida del bebé. Por ello, conocer sus factores de riesgo y garantizar un tratamiento adecuado es clave para evitar secuelas en el desarrollo visual.
Desde el nacimiento o durante los primeros meses de vida, el sistema visual del bebé aún está en formación. Si en esta etapa se presenta una catarata congénita —una opacidad del cristalino—, puede interferir seriamente con el desarrollo visual, siendo una de las principales causas de ceguera infantil irreversible. “Es muy importante que la detección inicial la realice un pediatra o neonatólogo, quien examina el reflejo rojo al iluminar las pupilas. Si este reflejo no está presente, es una señal de alerta que requiere una derivación inmediata al oftalmólogo especializado”, explica el Dr. Juan Carlos Corbera, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión.
Fuente: Infobae