Se trata de una lesión de la mácula, la cual es un área pequeña en la retina, responsable de la visión central, y que permite ver detalles finos.
Esta condición es causada por el envejecimiento y adelgazamiento de los tejidos de la mácula. Comienza con la formación de unas pequeñas partículas de proteínas grasosas (drusas), localizadas debajo de la retina. Debido a lo anterior, la mácula puede hacerse más delgada y dejar de funcionar correctamente. Con una degeneración macular seca, la pérdida de la visión suele ser gradual. Por ese motivo, las personas que la padecen deben realizar un seguimiento cuidadoso y constante de su visión central. Si nota algún cambio en la visión debe consultar inmediatamente a su oftalmólogo ya que la condición de seca puede transformarse a húmeda.
En un estado temprano, las personas generalmente no notan ningún problema hasta que perciben cambios leves en la visión.
La degeneración macular seca puede afectar uno o ambos ojos. Si uno solo es afectado, el otro tiende a compensar la visión, por lo que es posible que esta afección no se perciba.
Pese a que no existe un tratamiento aprobado, estudios han demostrado que las vitaminas antioxidantes y el zinc así como evitar el tabaco y limitar la exposición a la luz solar, parecen ralentizar la evolución de la enfermedad.
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