El queratocono se caracteriza por el adelgazamiento y debilitamiento progresivo de la córnea hasta adoptar una forma cónica. Según la Academia Americana de Oftalmología, este problema suele manifestarse entre la adolescencia tardía y la adultez temprana, y puede evolucionar de manera distinta en cada ojo. Además, alrededor de 1 de cada 10 personas con queratocono presenta antecedentes familiares.
El especialista en córnea y catarata de Oftálmica Clínica de la Visión, el Dr. Ricardo Torres, explica que el acto de frotarse los ojos reiteradamente ejerce presión sobre la córnea, debilitando sus fibras de colágeno y favoreciendo la deformación. Este hábito es más común en personas con alergias oculares, ojo seco y fatiga visual, quienes buscan un alivio momentáneo sin considerar los daños a largo plazo.
Se recomienda consultar al oftalmólogo ante indicios como un incremento progresivo en la graduación (sobre todo del astigmatismo), o si, pese a usar lentes, persiste la falta de nitidez.
Para confirmar el diagnóstico, se llevan a cabo estudios como la topografía y la tomografía corneal (Pentacam). Estas pruebas permiten analizar curvatura y grosor de la córnea en pocos segundos, de forma rápida e indolora.
En fases iniciales, se pueden usar gafas o lentes de contacto especiales. Sin embargo, si la deformación avanza, el médico puede recomendar:
Si la enfermedad progresa hasta causar cicatrices o un adelgazamiento extremo que impide corregir la visión con otros métodos, puede ser necesario un trasplante de córnea, reemplazando el tejido dañado por uno sano de un donante.