Es una inflamación de la úvea, que es la capa media del ojo. La úvea incluye tres partes principales: el iris (la parte coloreada del ojo), el cuerpo ciliar y la coroides. La uveítis puede afectar una o más de estas partes. La uveítis puede generar una ceguera irreversible si no es detectada y tratada de inmediato. Este mal afecta a niños, jóvenes y adultos y es considerada un padecimiento poco frecuente.
El diagnóstico de la uveítis generalmente implica un examen completo de la vista por parte de un oftalmólogo, quien evaluará la visión, la reacción de las pupilas a la luz, y medirá la presión intraocular mediante tonometría. Se pueden utilizar gotas anestésicas para los ojos durante este procedimiento. Además, se realiza un examen con lámpara de hendidura para identificar células inflamatorias en el ojo y una oftalmoscopia para examinar la parte posterior del ojo. En algunos casos, se requieren pruebas adicionales como análisis de sangre, imágenes por tomografía de coherencia óptica, angiografía con fluoresceína o verde de indocianina, y análisis del líquido acuoso o vítreo del ojo.